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No llores porque terminó, sonríe porque sucedió

  • Foto del escritor: Macarena Sol Ismach
    Macarena Sol Ismach
  • 29 oct 2016
  • 4 Min. de lectura

Ayer terminó mi etapa en Clarín, fueron 14 meses en los que viví una experiencia INOLVIDABLE en todo sentido. Con sus cosas lindas y las no tanto. Sin dudas, crecí y aprendí MUCHÍSIMO.

Ayer salí por última vez por el molinete de ese edificio de la calle Tacuarí al que entré por primera vez con sólo 19 años un 20 de agosto de 2015 para tener mi primera entrevista de trabajo y el 31 de ese mismo mes, ya estaba trabajando por primera vez en mi vida.

Llegué con un montón de miedos en mi mochila y ahora en la mochila me llevo una enorme cantidad de anécdotas, recuerdos, nuevos amigos, grandes compañeros, gente que no se ni su nombre pero siempre voy a recordar, excelentes profesionales, muchas experiencias, risas, llantos; pero lo que más rescato y puedo sonar un poco egocéntrica, es que me voy orgullosa de mi, me voy tranquila de haber dado todo lo que pude y más, me voy con la satisfacción de haber encontrado grandes amigos que en estos últimos días no tuvieron más que palabras hermosas para conmigo, me voy con la tranquilidad de haber hecho lo mejor que pude como "periodista", habiendo entrado con sólo meses de conocimientos académicos, quizás varias veces me sentí no valorada pero aprendí que así es la vida, que pasa en todo los aspectos, en el laboral, en lo personal, en lo familiar, etc. Es cuestión de encontrarle siempre el lado positivo y no engancharse en las malas actitudes de otros, pero lo entiendo ahora que lo veo desde afuera.

Puede que haya sufrido por mi culpa, por haber idealizado tanto un lugar, una situación. Y cuando viví situaciones que no imaginaba, caer en la realidad. Pero ya nada importa, se terminó una etapa para mi que siempre voy a recordar, mi primer trabajo, mis primeros compañeros de trabajo, mi primer sueldo, mis primeras vacaciones interrumpidas para volver a trabajar... Será una experiencia que me servirá para el resto de mi vida, con cosas que quiero repetir y otras que no le deseo a nadie.

Quiero agradecer a un montón de gente que estuvo conmigo siempre durante estos meses, en primer lugar a mi familia que me apoyo siempre, que estuvo orgullosa de mis logros y me acompaño en los días feos, que me aconsejaron, que vinieron a buscarme los días de cierre a las 8 de la noche al diario para que no vuelva sola, a mis amigas que me bancaron siempre contando mis anécdotas del diario, viéndonos cuando podíamos -casi siempre en un teatro-, a mi madrina que me dio hospedaje los mediodías para almorzar juntas, a mis abuelos que esperaron cada semana mis notas para leerlas, que contaron orgullosos por todo el barrio que su nieta mayor estaba trabajando en Clarín y a un montón de gente que no voy a nombrar porque me voy a olvidar de muchos pero que fueron muy importantes en estos meses y ellos lo saben.

Un párrafo aparte merecen mis compañeros, esos PIBITOS DE CLARÍN que como les dije ayer entre lagrimas fueron, son y serán muy importantes en mi vida, sin dudas un gran sostén en estos meses, unos compañeros increíbles. Me reí muchisímo, aprendí, conocí lugares, recopile anécdotas inolvidables y ayer en mi último día me paso algo muy loco, mi "jefe" me preguntó qué era lo mejor que me llevaba de mis días en Clarín -supongo yo que a la espera de que le dijera algo relacionado a los profesional- pero no dudé ni 10 segundo mi respuesta, fue automática, respondí "MIS COMPAÑEROS". En ellos pensaba cada vez que se me cruzaba por la cabeza renunciar. Desde el día que me dijeron que empezaba a trabajar me preocupaba cómo me iba a relacionar con mis pares -siempre fui bastante antisocial- y cuando los conocí me preocupación desapareció. Fue algo increíble, como dije en un posteo anterior en este blog, estoy segura que gracias a ellos soy un poco menos antisocial.

Como soy tan minitah sensible, no puedo dejar de llorar desde hace días; ayer al momento de despedirme lloré a mares, fui escritorio por escritorio despidiéndome de cada uno y agradeciéndoles todo lo que hicieron por mi. Con varios no pude hablar a causa de mis lágrimas pero me encargué de hacerles saber mis sentimientos por algún medio.

Pienso en que distintas serán mis tardes ahora, en realidad volverán a ser como eran hasta hace 14 meses atrás. Ahora es momento de buscar nuevos rumbos, nuevas aventuras donde encontrar más anécdotas y nuevas experiencias.

Sin dudas, voy a extrañar MUCHO, pero me fui tranquila y segura de dos cosas: que con mucha gente la vida y la profesión nos va a volver a reunir y la segunda es que la vida le da a cada uno lo que se merece, es como un círculo todo lo que hiciste y diste te va a volver. Yo duermo tranquila, apoyo la cabeza en la almohada y descanso. Y como decía un viejo amigo de mi familia "Te deseo el doble de lo que me deseas".

Macarena Sol Ismach

 
 
 

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