Idealizar

A veces idealizamos tanto a una persona, a una situación o a un lugar que cuando lo logramos, nos damos cuenta que no era como creíamos que era. Llega un momento en el que vemos que eso que tanto deseábamos no es lo que parecía. Ahora lo que soñamos es no estar más ahí.

En esas situaciones no damos cuenta de cuanto le cuesta a algunos ser "buena gente" sin pisar cabezas, sin lastimar al otro, como les cuesta a muchos ser líderes en lugar de jefes, como les cuesta ayudar en vez de mandar. Lamentablemente hay mucha que no es feliz con su vida y no sabe valorar lo que otro hace con esfuerzo, voluntad y pasión; sólo quiere buscarle el error, la falla por la cual retar al otro como si tuviese tres años y hacerle agachar la cabeza.

¿Cuán violentas pueden ser las palabras, no? Muchas veces no nos damos cuenta que esa persona que creemos que esta para enseñarnos, en realidad tiene mucha más para aprender de nosotros, que nosotros de ellos. Para ser el mejor no es necesario desmerecer al otro, sólo basta con hacer las cosas lo suficientemente bien como para demostrarlo, siempre y cuanto no estés lastimando al otro. La violencia va mucho más allá de los físico, una palabra, un destrato o la desestimación duelen mucho más que una trompada.

Ante estas situaciones, se comprueba que la idealización de algo o alguien no está tan bueno. Al principio es todo un cuento, es el cumplir tus sueños pero si llegado el momento, no todo es como lo soñaste, se convierte el sueño en pesadilla. Poder dar un paso al costado es un acto de valentía, es ser lo suficientemente inteligente como para poder decir basta.