Estamos de paso

Hoy me enteré de la terrible noticia de la muerte de Santiago Vazquez y me quedé helada. No lo podía creer, los primeros minutos deseé que fuera una broma de mal gusto de algún usuario malvado de Twitter, deseaba que fuera mentira pero lamentablemente con el correr del tiempo se confirmó la noticia.

Me shockeó como si conociera a Santiago o alguien de su familia. Simplemente lo seguía en las redes sociales y me divertía con sus publicaciones. Una sola vez lo vi personalmente en un evento en el Hipódromo de Palermo y una amiga quiso que nos sacáramos una foto con él y nos negamos por vergonzosas; así que ni siquiera intercambiamos palabra con él, pero su muerte me pegó. Pensar que podría haber sido mi amigo, un compañero de la facultad o del laburo.

Un pibe tan joven, solo 26 años y ya no esta. A través de los vídeos que subía veíamos lo bien que la estaban pasando en Punta Cana con amigos unas horas antes de que la vida se lo llevara de este mundo.

De solo pensar en lo que debe estar pasando esa familia se me estruja el corazón. Perder un hermano o un hijo es algo que no tiene nombre. Cuando una persona pierde a sus padres es huérfano, cuando pierde a su pareja es viudo pero perder a un hijo o a un hermano no tiene nombre. Como leí hoy en Twitter, ninguna muerte es justa pero la de este chico es tan apresurada, le quedaba tanto por vivir, por aprender, por disfrutar, por reír y por hacer reír a sus miles de seguidores...

Lamentablemente en unos días, pocos se acordarán de Santiago y seguirán con su vida como si nada, pero este tipo de tragedias nos hacen dar cuenta de por cuantas estupideces nos hacemos malasangre y reflexionamos un rato, después se nos pasa pero por un instante nos damos cuenta que estamos de paso.