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Un poco menos antisocial

  • Foto del escritor: Macarena Sol Ismach
    Macarena Sol Ismach
  • 5 mar 2016
  • 2 Min. de lectura

Desde que soy muy chica soy bastante cortada con la gente, al extremo de parecer antisocial. Jamás fui de tener miles de amigos con los que salía todo el tiempo, nunca me gusto ir a bailar, ni tomar alcohol ni fumar. Siempre me creí "rara" porque nunca me gustaba lo mismo que a la gente de mi edad.

Siempre tuve un grupo de amigos íntimos muy chico -que los podría contar con una sola mano- pero creo que a medida que fui creciendo fui volviéndome más abierta a conocer gente sin dejar de ser cuidadosa. Siempre pienso dos veces antes de acercarme a alguien, soy muy obse pero me cuesta mucho confiar en la gente.

Nunca me gustó la noche, el alcohol, la joda, el descontrol y el chape con cualquiera. Pero no sé qué paso pero desde que empecé a trabajar y conocí a toda esta banda de gente linda, tengo otra mentalidad, me di cuenta que se puede salir a pasarla bien sin caer en excesos y poder disfrutar con tus amigos "a tu manera".

En los últimos seis meses conocí a un grupo de gente que en un principio eran sólo compañeros de trabajo pero rápidamente me fui enganchando de una forma que nunca antes me había pasado, nunca había sentido tantas ganas de salir a disfrutar, de reírme de pavadas, de pasarla bien estando sentada en un bar jugando a juegos de nenes de cinco años o en el trabajo escuchando Floricienta y riéndonos de que parecemos un grupo de abuelas de 70 años.

Siento que los conozco desde hace mucho tiempo, me divierto, me rio de pavadas que de otra gente me parecerían una pelotudez.

Ayer por ejemplo salimos y la pase bomba, me reí hasta llorar de risa, me permití disfrutar de cosas que no había vivido nunca.

Con ellos me animo a hacer cosas que no creí que iba a poder hacer, como volverme desde Recoleta a Floresta con un globo en forma de corazón en la mano o ir de bar en bar a pesar de que no tomo una gota de alcohol.

Ayer era mi día franco, así que no los iba a ver pero habíamos organizado el After Office hacia varios días, a la tarde llovía con todo y tuve las ganas de levantarme de la siesta, cambiarme, plancharme el pelo -porque la humedad es la muerte para las mujeres- y viajar una hora en bondi hasta Recoleta para estar con ellos.

Me di cuenta que encontré un grupo de gente con la cual soy desprejuiciada, con la que aprendo mucho y con la que la paso muy bien.

Ojala este grupo dure por mucho tiempo.

Parece que estos 20 años estuve viviendo adentro de un tupper, pero gracias a "LOS PIBITOS DE CLARÍN" creo que soy un poco menos antisocial.

 
 
 

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